“Sin mí, el Benfica no ganará un título europeo en 100 años”, predijo el húngaro. En los siguiente años, con el ariete como referencia, el conjunto luso perdió tres finales de la máxima competición continental, lo que algunos bautizaron como ‘la maldición de Bela Guttman’, entrenador del Benfica en los dos triunfos europeos al que despidieron tras ganar la final de 1962 al Real Madrid.