Si el orfebre hubiese añadido alguno de estos metales a la corona, ocuparían un espacio mayor que el de un peso semejante de oro. Conociendo el espacio ocupado por la corona (esto es, su intensidad) podría responder a hierón, lo que no sabía era cómo descubrir el volumen de la corona. La intensidad de agua alejado debía resultar igualito al volumen de su cuerpo. El cobre y el dinero eran más rápidos que el oro.